Me considero un absoluto enemigo de los alarmismos, y me he pasado muchos años condenando las noticias basadas en la doctrina del shock, dirigidas a controlar a la población mediante el miedo. Sin embargo, en este caso, con la aparición y extensión del nuevo coronavirus, creo que todos, en distinta medida, estamos dejando de lado la componente "magnitud" de la tormenta que se está fraguando.
Voy a tratar de poner las piezas sobre el mapa, a ver si soy capaz de mostrar una posición global legible.
1. Se están dando casos en el hemisferio Sur. Allí están en verano, por lo que nuestra esperanza de que le virus desaparezca con la llegada del buen tiempo es un simple ejercicio de voluntarismo. Eso no va a pasar.
2. Hay países que han optado por dar respuesta nula al problema, convencidos de que el daño a su economía sería superior al daño a la salud de su población. Hasta la fecha, India ha confirmado 30 positivos. ¿De verdad? Ojalá sea cierto, pero me parece terriblemente dudoso, y no es el único caso. Indonesia lleva dos casos. Lo que pueda estar pasando el Corea del Norte... Bueno, pues eso...
3. Si el problema sanitario es grave, probad a dibujar sobre un mapa las cadenas de comercio y suministros y veréis lo que puede significar este golpe para la economía mundial. El petróleo ha bajado de precio a una velocidad no vista desde hace treinta años, y lo mismo está sucediendo con otras materias primas. la llegada del coronavirus coincide con una economía global terriblemente debilitada, y unos bancos centrales que han gastado casi toda su munición en políticas monetarias laxas. El movimiento recesivo es inevitable.
4. En el caso de España, el 15% de nuestro PIB depende del turismo. Sí, lo habéis leído bien: el turismo es más importante en nuestra economía que la construcción o el comercio.
Fuente: El país.
Si la economía española ya mostraba signos de atonía, este impacto puede llevarse por delante del orden de un millón de empleos, y hablo de seis meses. Y sólo con que la actividad del sector de reduzca en un tercio, aunque todos pensamos que la reducción puede ser muy superior.
5. A nivel político, no parece que nuestro Gobierno esté preparado en absoluto para tomar las medidas que se precisan. Pero es que ni el nuestro ni casi ninguno. Este asunto merece una entrada parte y posiblemente la escriba, pero la idea se resume en que las autoridades llevan demasiado tiempo enfrascadas en simulación tras simulación, palabrería tras palabrería, dejando que las cosas funcionen solas, o no se arreglen nunca. Y como ese método no funciona esta vez, tampoco saben hacer otra cosa. En resumen: dirigentes ineptos para ciudadanos blanditos.
6. Si alguien decidiera tomarse en serio lo que está pasando, deberían haberse suspendido ya :
-La manifestación del 8M de ayer (es inaudito que se convoque una cosa así, desde quien debería suspenderla, en el momento en el que estamos)
-La liga de fútbol, baloncesto y similares.
-La Semana Santa.
-Las Fallas.
-La Feria de Abril.
-Las clases en todos los centros del enseñanza del país
-Las visitas en los hospitales.
Para empezar....
Pero no se ha suspendido nada, y ni siquiera hay controles en los aeropuertos.
Así las cosas, parece que la resolución que se ha tomado es dejar que la enfermedad se extienda en la esperanza de que su gravedad sea, finalmente, de orden menor.
En el caso de España, supone un gravísimo riesgo para alrededor de tres millones de personas. En otros cinco millones, el riesgo puede ser simplemente grave. Para el resto de la población, el riesgo es entre moderado y bajo.
El mayor riesgo, a mi ver, se centrará en lo económico: un impacto que no tardaremos en percibir en toda su crudeza, porque es imposible saber qué alcance tendrán las cancelaciones de las campañas turísticas y cuándo se recuperará ese sector.
Veremos de qué nos visten el muñeco. Esa es otra.
Con algún matiz, pero totalmente de acuerdo. Esto es el gran problema hasta que se estandarice masivamente la vacuna.
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