Me ha dado por analizar un poco los datos de la expansión del coronavirus, y entre lo que leo en diversos medios, lo que me cuentan personas que están en distintos países, y mi natural desconfianza, creo sentirme justificado para dar crédito al que me dijo que la mejor estrategia es ATENDER PERO NO CONTAR.
¿De verdad nos creemos que Japón se ha detenido en 1000 casos, con un incremento diario rídículo?
¿De verdad creemos que, sin medidas de ningún tipo, la curva de reino Unido se ha aplanado tanto?
¿De verdad creemos que Rusia e India no tienen casi casos?
¿Y qué puñetas pasa con Alemania, que reduce el incremento de casos sin aislamiento y casi no tiene muertos?
Pues que la idea es atender a todo el que se pueda, pero no contarlo, toda vez que el mayor daño viene del dato, no del enfermo.
Eso hay que entenderlo: Mientras la población no se había concienciado del peligro, había que publicar datos abultados, para hacer que el tema se tomase lo bastante en serio. Pero una vez que la gente se lo ha tomado en serio, ¿cual es el efecto de publicar datos gruesos? Dañar la economía y hacer que la prensa internacional te estigmatice, magnificando el problema y agravando los daños económicos.
A partir de cierto punto, pues, la estrategia óptima es atender a la gente lo mejor que se pueda y minimizar unos datos que, bien cocinados, son imposibles de comprobar.
Eso es lo que creo que están haciendo algunos países para colocar a su población la píldora de que haya unos cuantos muertos a cambio de no detener su economía: poner los remedios que buenamente pueden y reducir cifras, para levantar cuanto antes las medidas, mientras otros cargan con el estigma.
En las próximas semanas veremos lo que pasa en Holanda, Alemania, Reino Unido, etc. Pero el caso de Francia es uno de los más curiosos. Os sugiero que sigáis los datos franceses, porque de ahí viene precisamente la idea.
Francia dice que la curva se aplana porque sí, y es imposible confiar en el dato sin sospechar que, simplemente, han cambiado de política.
Cada cual minimiza el daño como puede. Y lo siento, amigos, pero mentir siempre fue una opción. En geopolítica, la primera, seguramente.
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