Los corresponsales en Kazajistan, enviados por diversos medios, nos cuentan que la situación en ese país es muy preocupante. Su descripción de los hechos, y los testimonios que nos envían de los grupos combatientes, dejan bien claro que el problema puede tener su origen en algo distinto a la subida del precio de los carburantes.
Pero oye, no, ¿qué estoy diciendo? ¿De qué corresponsales hablo? Allí no ha enviado nadie a ningún corresponsal. Las imágenes que nos llegan son las que Twitter quiere y las que el gobierno local no censura. Y si han metido apagón a internet, nos llegará solamente lo que le dé la gana a quien tenga el poder suficiente para saltarse ese apagón.
No habrá declaraciones locales. No habrá gente investigando qué pasa. No habrá análisis. No habrá alguien fotografiando de cerca a los insurgentes para que podamos opinar si son islamistas, o mercenarios americanos pagados para que Rusia desvíe los ojos de Ucranias porque le ha salido otro grano en el culo.
Nos meten imágenes de archivo y nos las tragamos.
Ilustran la llegada de dos mil paracaidistas con una foto de camiones y blindados, y nos lo volvemos a tragar.
Sueltan cualquier chorrada en forma de eslogan y creemos que nos hemos enterado de algo.
Con el paso del tiempo, parece que ha crecido la impresión de que lo sabemos todos y , sin embargo, ha decrecido la información real que recibimos. Sin corresponsales de los que nos fiemos, más o menos, no podemos saber lo que pasa allí ni en ninguna otra parte. ¿Qué fue de los refugiados que se agolpaban contra la frontera polaca? ¿Desistieron o los dejaron pasar? Nadie lo sabe. Se acabó el circo y punto. Nadie estaba allí para verlo. Nadie para investigar otra versión que la oficial. Nadie para preguntar a un refugiado cualquiera y no al que seleccionó, cuidadosamente, alguna oficina de prensa.
En Kazajistán nos pueden colar un documental de los años noventa con la misma facilidad que una cinta de Hollywood o una grabación de hechos reales. Da igual.
En Kazajistán no hay nadie viendo lo que pasa. No tenemos ni puta idea de lo que ocurre ni de las razones para que ocurra. No estamos allí.
Lo demás, son milongas.
Amen
ResponderEliminar"Ilustran la llegada de dos mil paracaidistas con una foto de camiones y blindados, y nos lo volvemos a tragar."
ResponderEliminarEn este caso han sido los medios rusos quienes lo han publicado