El Erasmus penal, una idea curiosa

No sé hasta qué punto me lo contaron en serio o se trataba de la extensión de una charla de bar entre políticos, pero hace poco me ha llegado una idea que, cuando menos, me pareció curiosa y me apetece compartir: se trata del Erasmus penal.

La idea fundamental es que, para algunos tipos de delitos, sobre todo los de menores y algunos en los que la reincidencia es muy elevada, parece demostrado que nuestro sistema penitenciario no rehabilita a los delincuentes, sino que parece atraerlos con un extraño magnetismo de regreso a la cárcel, con delitos cada vez más graves y condenadas cada vez más largas.

Así las cosas, algunos educadores empìezan a proponer que se intenten formar acuerdos con aquellos países donde su sistema penitenciario ofrezca mejores resultados en este sentido, de modo que los sentenciados cumplan sus penas en lugares que demostradamente ayuden a que se reinserten en la sociedad y abandonen las conductas antisociales.

Hasta aquí, la verdad es que suena muy bien. La cuestión es que cuando preguntas por los detalles, resulta que no se trata de enviar a las bandas juveniles de latinos a Finlandia, para que sus magníficos profesores los devuelvan a la senda del respeto, sino más bien a Siberia, a las peores cárceles norteamericanas o a Thailandia, que son los tres sistemas penitenciarios con menor índice de reincidencia, una vez que se han abandonado las instalaciones carcelarias o de reeducación. El encaje legal del asunto seguramente es complicado, aunque no imposible, pero de lo que no cabe duda es de que estos países estarían encantados de rentabilizar su inversión penitenciaria, alquilando plazas en sus instituciones "de reeducación".

La verdad es que no sé si funcionaría, aunque tengo la vaga sospecha de que en muchos casos,  sobre todo en el de los menores de edad, que se sienten completamente impunes, podría ser un poderoso incentivo para no recaer, después del tercer o cuarto delito. Una temportada en según qué sitios puede ampliar mucho los horizontes de cualquiera, a la vez que delimita con claridad el significado de la palabra "escarmiento", otra de las finalidades reconocidas de cualquier código penal.

No obstante, lo que más me ha gustado ha sido el nombre: Erasmus Penal. Hay que joderse. la neolengua no tiene límites.

1 comentario:

  1. me parece una idea genial. Habría que buscar un encaje jurídico pero si hicimos una doctrina Botín, no creo que sea problema

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